Paco Lagares

Inmaculada López Vilches. LUGARES COMUNES

 

Lugares comunes de Francisco Lagares

Intentaré en este somero prólogo reservar al lector para el espléndido estudio que la historiadora Luz de Ulierte nos ofrece más adelante, en este mismo catálogo, dando debida cuenta de los por qués de la exposición que Francisco Lagares presentaen el Palacio de la Madraza. Con el mismo interés vuelvo a remitir al lector a la doble aportación que el poeta Antonio Carvajal ha regalado a esta muestra bajo forma de poesía: Piedra en rama y con el propio título, Epanalepsis, comprensible sólo para iniciados en las artes de la retórica, cuyo significado no puede venir más al hilo de nuestro asunto.

Epanalepsis presenta a un artista en plena madurez. Francisco Lagares comienza su andadura profesional en Madrid hace cuarenta y cinco años. Cuando se inician en la Universidad de Granada los estudios en Bellas Artes hace casi tres décadas, se establece en esta ciudad, como profesor de Dibujo en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano, puesto que desempeña en la actualidad como catedrático.

Cabría preguntarse si es Francisco Lagares quien nos presenta Epanalepsis o si es Epanalepsis la que nos presenta a Francisco Lagares. Quizás ambas cosas.

A nuestro juicio, ésta es una exposición arriesgada, donde vienen a confluir muchos caminos abiertos a lo largo de una dilatada trayectoria. Encontramos lugares comunes por donde el artista ha transitado cómodamente sin alejarse apenas de ellos durante años: el dibujo preciosista, delicado, las composiciones cuidadas, limpias y medidas, donde la sutilidad del trazo apenas se deja diferenciar sobre el blanco del papel.

El dibujo ha estado siempre presente, ha sido y es el núcleo principal sobre el que se vertebra la producción de este artista que une el clasicismo con una influencia orientalizante en los silencios que presiden sus composiciones. Son silencios que hablan.

No quisiera dejar pasar el interés de los motivos que selecciona en sus dibujos: ramas, hojas, tallos herbáceos, flores de cardo, margaritas… donde el tiempo se detiene en un análisis pormenorizado y primoroso que ensalza la humildad y el anonimato de lo cotidiano y nos invita a detener también nuestro tiempo en esta suerte de naturalezas muertas provistas de tanta belleza en su más absoluta sencillez.

En estos caminos ya transitados encontramos también la pintura, estrechamente relacionada con el dibujo, casi identificada con él. Porque entendemos que cuando Francisco Lagares pinta, también dibuja. Y cuando utiliza el color lo hace de una manera impactante, rotunda y limpia.

Pero lo que llama más nuestra atención en Epanalepsis es precisamente un conjunto de obras escultóricas que nos arriesgamos a pensar que supondrán un antes y un después en la evolución de este artista. Esta exposición en el Palacio de la Madraza ofrece al espectador una obra en su mayoría inédita, pensada y creada para este espacio y en este preciso momento. Sin detenerme en la particularidad de las obras, que con acierto analizan Concha Hermano y Luz de Ulierte, puede hacerse una lectura global de ellas y encontrar los nexos que articulan un discurso profundo y meditado.

En cuanto a la temática, giran en torno al individuo, rozando el existencialismo, parecen traducir en tres dimensiones las grandes preguntas del ser humano. No sólo la actitud de los personajes meditabundos, solitarios, reflexivos potencian esta idea sino sobre todo su marco espacial: constreñidos en un tarro de cristal, sentados en el borde de una columna de proporciones desmesuradas o mirando a un infinito que refleja y disipa las fronteras de un horizonte estable. ¿Qué piensan estos individuos? ¿Qué cerradura abren las llaves de su pensamiento?

Todas las obras inducen a una lectura pormenorizada. Exigen una lectura visual, para recrearse en el mínimo detalle con el que han sido realizadas; pero también exigen, no cabe duda de ello, una lectura intelectual. No hay nada al azar y nada se deja a la improvisación.

En aquellas piezas donde existe más de un protagonista, algunos detalles se nos descubren inquietantes, como interrogantes del diálogo quizás imposible de la condición humana. ¿Se trata de una conversación o es sólo la muestra de un trofeo ensartado en la aguja de Salomé o Judith? ¿Qué ave de presa es domesticada por el Arpío Bueno?

Otro conjunto de obras nos aproxima de manera más evidente a la idea de la Poesía visual, objetos encontrados, metamorfoseados y fuera de su contexto natural que proponen de nuevo un discurso al que nos invita el autor enfatizado por la elección de sus cuidadosos títulos: Rey de copas, Ara pacis, Cardo y culebra, Dobles parejas... Todos ellos unidos por la dialéctica compartida a medio camino entre el desasosiego y la reflexión.

Una completa exposición que reúne más de cuarenta piezas, testimonio de una plenitud y madurez creativa que deseamos tenga larga continuidad en futuros trabajos y que hoy tenemos la gran satisfacción de compartir desde la comunidad universitaria a todos los amantes del arte.

Desde el Centro de Cultura Contemporánea del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Deporte que ha producido esta exposición, deseamos transmitir nuestro agradecimiento a Francisco Lagares por todo el trabajo y dedicación invertidos en este proyecto que deseamos sea valorado tan positivamente por el público como lo ha sido para esta institución.

Sirva este colofón como expresión sincera de gratitud a todos los que han colaborado en materializar este proyecto expositivo ya sea en sus aspectos de: comisariado, producción, montaje, catálogo o fotografía.

 

Inmaculada López Vílchez

Directora de Exposiciones

Comisaria